La Vejez Activa

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Hace un par de días, pedí a mis alumnas y alumnos una redacción libre, fuese un artículo, fuese una opinión, una carta  o una poesía, sobre la vejez. La verdad que los resultados fueron sorprendentes como mínimo. Alumnas y alumnos de 16 años demostraron que, esta última etapa o mejor dicho esta otra etapa del individuo, es una etapa llena de aprendizajes; aprendizajes compartidos, resultado de experiencias y vivencias no menos olvidadas pero sí valiosas. Y es que la vejez, no significa pasividad si no todo lo contrario: Actividad.

Aprendizaje durante la vejez

Gracias a la asignatura «Características y necesidades de las personas mayores en situación de dependencia» que este curso escolar estoy impartiendo, he podido ahondar un poco más en esta nueva etapa y en la importancia de irnos preparando para la misma. Pienso que es necesario valorarla como se valoran las otras etapas anteriores y en su caso, más, puesto que, y como he comentado antes, es una etapa llena de sabiduría y buen hacer y no sólo de problemas, enfermedades y demás, si no de nuevos objetivos y nuevas metas para una vez cubiertas nuestras necesidades básicas, llegar a lo alto de la pirámide y sentirse autorrealizado; en otras palabras envejecer activamente; seguir creciendo como personas activas.

Investigando sobre el tema, hay miles de artículos sobre envejecimiento activo llegándolo a definir la Organización Mundial de la Salud como «el proceso en que se optimizan las oportunidades de salud, participación y seguridad a fin de mejorar la calidad de vida de las personas a medida que envejecen. El envejecimiento activo permite que las personas realicen su potencial de bienestar físico, social y se centra en las personas mayores y en la importancia de dar una imagen pública positiva de este colectivo«.

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Lo que más me llama la atención de esta definición, no es el hecho de buscar una mejor calidad de vida de las personas mayores y cubrir todas y cada una de sus necesidades ya sean físicas, mentales o de seguridad o estima si no el simple hecho, de que a pesar de que estemos ya en el siglo XXI, aún se tenga que hacer referencia a una necesidad bien básica que es el reconocimiento público y social de esta etapa y la mejora de su propia imagen.

No podemos olvidar que según los últimos estudios, la población envejece debido a que ha aumentado la esperanza de vida estableciéndose una proporción alta de crecimiento del sector de personas mayores. Todo ello contribuye a que, poco a poco, haya una creciente preocupación política y social sobre la calidad de vida de este colectivo estableciéndose como un reto, para las sociedades actuales, el poder garantizar la satisfacción de unas necesidades básicas de este colectivo y el replanteamiento de conceptos relativos a la vejez y el estudio de medidas y su aplicación para favorecer la promoción y mejora de la participación social del colectivo de personas mayores.

Por ello, desde este artículo, quiero reflejar no sólo la importancia obligatoria de cuidar de nuestros mayores, en cada una de todas sus facetas, si no de valorar como se debe, la importancia de esta etapa que no es la última si no una etapa más en el desarrollo y crecimiento de los individuos.