Desde que en 1895 se iniciara la historia del cine, éste ha ido evolucionando de la misma manera que la población que lo ha ido consumiendo. La manera de verlo también ha cambiado, de tal manera que ya en el siglo XXI se ha convertido en una oferta de ocio sin rival, sobre todo porque las pantallas en nuestra vida están a la orden del día y no podríamos imaginar una vida sin ellas. Sin duda la más grande de las pantallas es la del cine. Ir al cine es toda una experiencia.
Pero pasemos de las palomitas, los asientos acolchados, el sonido y la luminosidad…. más allá de todo esto el cine cuenta historias. El cine es especialmente adecuado para poder conocer el mundo más allá de nuestro entorno, nos acerca a otras culturas y a aspectos desconocidos. El cine es educativo.
Por una parte, la enseñanza propiamente dicha y el tema de la educación, son objeto de muchas películas a lo largo de la historia del cine. A través de muchos films se trata el tema de la educación desde diferentes perspectivas. Pongamos como ejemplo la iraní ‘Dónde está la casa de mi amigo’, de Abbas Kiarostami, frente a la francesa `Los 400 golpes‘, de François Truffaut. Ambas fueron filmadas hace décadas y son muy distintas culturalmente, sin embargo todos somos capaces de empatizar con sus protagonistas, lo que certifica que el cine educativo supera barreras de tiempo y lugar.
Por otra parte, cualquier película de otra temática o género (drama, comedia, suspense…) es cine educativo debido a que puede actuar como ejemplo, dada su capacidad de formar e informar de forma distendida y lúdica. El cine educativo ayuda a los niños a asimilar aspectos de nuestra sociedad (casi) como son, proporcionándoles ejemplos de las relaciones que se establecen entre sus miembros.
Por último, dentro del aula, el cine educativo es un magnífico instrumento de trabajo a través del cual partir para analizar, tratar o estudiar cualquier tema. A través de las películas se sustenta el imaginario y la aspiración, se muestran modelos (positivos y negativos) a través de los cuales los niños configurarán su ideología y su manera de ser.
Con este breve análisis ya se puede ver la amplitud que abarca el cine educativo en la enseñanza. Generador de modelos, tanto referidos a valores e ideologías, como a actitudes, muy importantes en el ámbito escolar, el cine educativo es una gran herramienta si sabemos aplicarla correctamente junto a los contenidos y la metodología oportuna. En el tiempo que nos ha tocado vivir es imprescindible dotar a los alumnos de un sentido común individual para que puedan desarrollar su pensamiento propio y elegir por sí mismos.