Me desperté de un sobresalto, estaba en mi sofá acurrucada y apretando un cojín de color rojo, sin fuerzas y como pude me incorporé poniéndome de pie frente al espejo, me miré durante 5 silenciosos y largos minutos y no me reconocí. Miré a mi alrededor y sentí escalofríos…me asomé por la ventana, deseaba gritar y salir corriendo, pero mi cuerpo permaneció inmóvil y mi voz silenciada. Sentí miedo, mucho miedo. No había nadie en casa esa mañana pero sentía que alguien me observaba, que observaba todos mis movimientos, oía como las paredes susurraban y gritaban de dolor… no podía soportarlo.
Como pude me vestí y salí a la calle, caminaba deprisa sin dejar de mirar el suelo, nadie advertía mi presencia, sólo era una mujer más que caminaba entre la multitud, multitud que estaba ajena a todo mi dolor…
Casi sin aire paré en un bar, me senté en la barra, pedí un café y miré el televisor. Estaban dando las noticias, lo mismo de siempre: guerras, robos, política y….violencia de género…. violencia de género… palabras que se metieron de golpe y sin avisar en mi cerebro retumbando y presionando mi cabeza. Me levanté y corrí hacia mi casa dispuesta a enfrentarme a mis miedos, cuando llegué subí deprisa hasta mi puerta, me quede un rato frente a ella paralizada y presa del silencio. Oí sus gritos y golpes en el interior, quise dar la vuelta y salir huyendo pero saqué las llaves temblorosa y abrí…..
Me desperté de un sobresalto, estaba en mi sofá acurrucada y apretando un cojín de color rojo, me incorporé, me miré en el espejo y me gustó lo que vi. Me gustó la sonrisa que se dibujaba en mi cara, la mirada en mis ojos claros… Tararee una vieja canción. ¡Cómo echaba de menos el sonido mi voz!
Los rayos de sol entraban por la ventana iluminado mi casa y llenándola de vida, con mucha calma me dirigí a la cocina, me hice un café con tostadas de mantequilla y mermelada de fresa, hacía tanto que no disfrutaba del olor a café, a tostadas recién hechas, al silencio cómodo de la mañana…
Me senté en la mesa y disfruté del momento… como todos los días desde hace ya muchos meses, antes de salir, cogí el recorte de periódico que estaba en mi nevera y leí con detenimiento.
Mueren dos mujeres y otra permanece hospitalizada con pronóstico grave víctimas de violencia de género en este fin de semana…
Suspiré, cogí aire y salí a la calle, dejando atrás el pasado… caminando hacia delante con el miedo de la incertidumbre pero con la fuerza para seguir avanzando.