Tras la vuelta del verano son muchos los alumnos que se incorporan a un nuevo curso académico. Muchos de ellos incluso a un nuevo centro de estudios, por lo que son muchos los factores que se deben de reorganizar para rendir al máximo, entre ellos: las técnicas de estudio.
Nuevos hábitos que se convertirán en rutina y nuevas habilidades que serán conocimientos prácticos para el futuro, pero en muchas ocasiones el alumno se siente perdido y no sabe cómo abordar esta nueva situación.
En primer lugar cabe describir estos términos que muchas veces nos confunden. Cuando hablamos de una habilidad, nos referimos a la capacidad de realizar una actividad, y que todos poseemos desde el nacimiento en mayor o menor medida y que gracias a la ayuda externa vamos desarrollando. Un hábito es la puesta en práctica de una conducta aprendida y que se lleva a cabo en un momento y de manera adecuada; Y la rutina, es la automatización de los hábitos, es decir llevarlos a cabo casi sin darnos cuenta.
Al igual que podemos aprender a tener una rutina diaria, podemos aprender técnicas de estudio, y para ello necesitamos una serie de pautas a tener en cuenta, y a cumplir de manera consciente para el logro de un resultado académico satisfactorio.
En primer lugar hay que plantearse qué es lo que puede estar fallando para que esté bajando el rendimiento académico y por lo tanto las calificaciones. Quizá la opción que hemos elegido este año no haya sido la más acertada, pero haya que pasar por ahí para llegar a los estudios superiores deseados. Así pues es importante que desde bien pronto adquiramos una rutina de trabajo para que curso tras curso se nos haga más fácil «la vuelta al cole».
Nuestro comportamiento está influenciado por numerosos factores, y entre ellos la motivación. Esa fuerza interna que nos ayuda a desempeñar actividades con una actitud positiva. Por lo que si en el momento lo que estudiamos no nos motiva, debemos de mirar a largo plazo para superar esta barrera ya que en el futuro sí que estaremos ante la materia que nos interesa y para eso hay que organizar el presente.
Las técnicas de estudio nos ayudan a crear un ambiente de trabajo adecuado, cómodo y motivador.
Debemos de crear nuestro propio ambiente de trabajo, un espacio «nuestro» fuera de distracciones que nos pudieran interrumpir el estudio y por lo tanto perder calidad en el aprendizaje de los contenidos. Ese espacio puede ser nuestra propia habitación, o bien un lugar de la casa donde no haya mucho tránsito de las personas que conviven con nosotros. Una vez seleccionado este lugar, debemos de eliminar aquellos elementos de distracción como posters o fotos; buscar una iluminación adecuada a ser posible la luz natural y evitar en la medida de lo posible que sea un sitio ruidoso y que tenga una temperatura adecuada.
No debemos de olvidar que para que estas condiciones de trabajo den resultado, deben ir de la mano de técnicas de estudio previas al propio estudio como la lectura de los apuntes en clase, tomar notas, subrayar, hacer esquemas, elaborar reglas que nos ayuden a memorizar, repetir y sobre todo comprender el material. De nada sirve memorizar sin comprensión, pues la información que se asimila no es de calidad, se pierde mucho antes, y no se tiene conciencia de lo realmente importante del contenido.
¿Y tú? ¿Tienes algún truco de estudio?
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